Aquí se registran los menores índices de residuos de agroquímicos. El sello presentado el viernes exhibirá ante los consumidores la calidad de los alimentos.
No falta mucho para que, al pasar por una frutería, uno pueda sacar el celular, escanear el código de la oblea de un cajón de frutas o verduras y conocer la fecha de producción, el nombre del productor y hasta los resultados de los análisis de laboratorio del producto que se está por comprar. Eso comenzará a ser posible con la puesta en marcha del sello de alimento controlado para frutas y hortalizas, que fue lanzado el viernes por el municipio, la Asociación Frutihortícola, el Colegio de Ingenieros y el Instituto de Análisis Fares Taie.
Aunque para que la oblea sea masiva todavía pasará un tiempo, el puntapié inicial ya fue dado. En el sector lo consideran un paso clave para prevenir el consumo de alimentos con residuos de agroquímicos y otorgar valor agregado a los productos frutihortícolas del partido.
“Es importante que Mar del Plata tenga este sello, que sea el primero que lo tenga a nivel nacional. Hay mucho interés de funcionarios de la Nación para tomar de modelo lo que hemos hecho”, cuenta a LA CAPITAL Ricardo Velimirovich, presidente de la Asociación Frutihortícola.
No es que con el sello se van a auditar productos sin ningún control previo. Al contrario: las frutas y verduras del cordón frutihortícola de Mar del Plata son las más controladas del país. “Hoy, con seguridad, la mejor fruta y verdura del país está acá en Mar del Plata. La más controlada, la que tiene menores niveles de agroquímicos, lejos, de todo el país y Latinoamérica”, afirma Hernán Fares Taie, director del laboratorio del Instituto de Análisis Fares Taie, habilitado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) para tomar las muestras de los productos.
Desde 2013 a la fecha ya se realizaron más de 1.300 controles de laboratorio. El 98% dio negativo; es decir, no se hallaron residuos de agroquímicos en los alimentos. Y del otro 2%, según Velimirovich, una parte corresponde a productos que ingresaron a Mar del Plata de otras provincias.
“No hay control de este nivel en Latinoamérica -insiste Fares Taie-. Bajamos de niveles de 70 u 80% de excesos o desvíos de agroquímicos a tener 2%. Y con el sello pensamos llegar a que el 99,9% de los alimentos que se consuman no tengan ningún residuo de agroquímicos”. Pero recomendó no confundir. “No es que no se usan agroquímicos: se usan en su justa medida y no llegan a los consumidores”, diferenció.
De la pelea al acuerdo
Para Fares Taie, lo central es que los controles a los productos del cinturón frutihortícola fueron fruto del consenso tras un conflicto. “Todo este tema nace de una amenaza. Había un enfrentamiento entre productores con una ONG, con el área de Salud, con Senasa, con Bromatología. Y de todo ese conflicto, de forma inteligente, se trabajó durante cuatro o cinco años y empezamos a medir, a entender el problema, a desarrollarlo. Lentamente, a elaborar una salida inteligente. Así, la amenaza se transformó en una gran fortaleza de Mar del Plata”, señala.
El conflicto se había generado por el no control de los niveles de agroquímicos en las frutas y verduras que se vendían. “En vez de hacer la típica argentina, que es pelearnos todos contra todos, hicimos una mesa de trabajo con Senasa, Bromatología, productores, la Secretaría de la Producción, Salud y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria)”, destaca.
“Todos empezamos a conformar estrategias: Senasa ayudó a generar una norma; la Asociación Frutihortícola se comprometió a capacitar a los productores; la Secretaría de la Producción ayudó en el proceso, el INTA en la capacitación; desde el laboratorio aportamos toda la metodología para hacer los análisis. Esta sinergia permitió transformar un conflicto en una gran solución con gran potencial: ahora vamos a salir a todo el país y decir que Mar del Plata es una ciudad libre de agroquímicos”, celebra Fares Taie.
El director del laboratorio marca otro dato distintivo: el cambio de gobierno no alteró los planes. “Este gobierno vino y apoyó lo que se estaba haciendo bien. Como modelo de trabajo, es altamente satisfactorio”, define.
El subsecretario de la Producción, Alberto Becchi, coincide: “Estamos aprovechando una crisis y la estamos transformando en una oportunidad. Venimos trabajando desde el primer día que asumimos para que este problema se pueda solucionar y trabajamos en forma conjunta”.
El sello
El funcionario subraya que el sello lo van a incorporar los productores que quieran adherir. “Es importante el rol que cumple la Asociación Frutihortícola porque ha estado capacitando durante todo el año. En los últimos dos años ha generado mucha capacitación”, indica.
También pone de relieve el papel del Colegio de Ingenieros, “que va a ser la pata técnica y va a auditar las buenas prácticas agrícolas”.
El sello tendrá un costo. “Ese costo tiene que ver con que hay un trabajo para hacer una prueba de laboratorio y a su vez el productor pretende armarse en un sistema comercial de tal forma que el mismo productor pueda proveer a los comercios con sus productos certificados”, explica Velimirovich.
“Por supuesto que para que sea masivo va a llevar un tiempo. A las pruebas municipales, a las del Senasa, estamos sumando las que el propio productor va a pagar, lo cual estamos generando un impacto comercial en el resto del país”, añade.
El municipio conformó una unidad de gestión con todas las áreas involucradas en el tema. “Estamos trabajando en un mapa de conflictividad de aplicaciones. Las tenemos detectadas. Queremos ser implacables porque estamos cuidando la salud”, sostiene Becchi, y recuerda que la municipalidad de Mar del Plata “es la única del país que hace controles”.
“Además -puntualiza- venimos acompañando al clúster, que es una herramienta fundamental porque va a ser un salto de calidad. El clúster hortícola va a juntar a todos los productores y desde los estados provincial, nacional y municipal se van a proponer las herramientas para que ellos puedan tener el financiamiento para llevar a cabo los procesos de calidad”.
En ese contexto, en una segunda etapa el municipio solicitará el control de la mercadería que ingresa a Mar del Plata de provincias del norte. “El resultado de todo esto es la salud de la gente, que no come más con agroquímicos, y potenciar a los productores para que puedan vender mejor y lograr un avance en el cuidado del medio ambiente”, resume Fares Taie.